He visto en unas estadísticas que el 30% de usuarios al descargar aplicaciones para Android las desinstala tras probarla una sola vez. Personalmente me parece poco. Nos descargamos y nos instalamos apps como si fueran churros, pero ¿Cuántas usamos realmente?
Cuando abrimos el Play Store, de repente se abre ante nosotros una avalancha de invitaciones a descargar aplicaciones para Android que somos incapaces de digerir, las hay de todos los gustos y colores. Casi seguro que tenemos en nuestro móvil tres escritorios a rebosar de aplicaciones, algunas (muy pocas) las usaremos habitualmente, como Whatsapp, pero la mayoría se han quedado a vivir de ocupas en nuestro teléfono y se han hecho un rincón en nuestro corazoncito, aplicaciones tan importantes como las que imitan largas y sonoras flatulencias, un juego al que te han invitado y realmente ni sabes jugar, otra que te dice el tiempo en Alaska y sus alrededores, o un nivel para ver la inclinación de los edificios; llevan tanto tiempo sin ser ejecutadas que algunas no sabes ni para que sirven, porqué están allí, ni para que las bajaste, pero como eran gratis (palabra mágica donde las haya), pues ahí que se quedan.
El escaparate dónde elegir es casi infinito, si queremos descargar aplicaciones para Android para seguir a nuestro equipo favorito o saber si hay nieve en la estación de esquí que frecuentamos, encontraremos docenas de ellas ofreciéndonos muchas más opciones de las que en realidad necesitamos y en muchas ocasiones ni si quiera con la calidad y fiabilidad que quisiéramos, eso sí, con más publicidad que las cadenas de televisión.
No sé si es por pena o por vagancia (y yo me cuento el primero) pero siempre nos quejamos que nuestro terminal no es rápido, que se cuelga, que no tiene memoria suficiente; ¡pero si el pobre está más lleno que el metro en hora punta!, y nunca encontramos ese momento para pararnos a desinstalar toda esa legión de aplicaciones que tenemos en nuestro móvil, que nunca usamos, que nos están ocupando memoria y que realmente no sirven para nada. ¿Nostalgia o pereza?
No todas las APPs gratis salen baratas
En el momento en que nos ponemos a descargar aplicaciones para Android lo primero que advertimos es que hay gran cantidad de aplicaciones gratuitas, incluso algunas tienen dos versiones, una gratis y una de pago. En el segundo caso se puede pensar que es una estrategia para que al usar la versión gratuíta de la aplicación te pique el gusanillo y al final quieras tener la de pago, y en algunos casos así es, pero en la mayoría se les puede aplicar el mismo rasero que a las gratuitas por defecto.
El hecho de publicar una aplicación para Android en Google Play ya requiere una pequeña inversión de dinero, y lo normal es que la gente lo haga para ganar más, y básicamente hay dos fórmulas, la publicidad y la adquisición de datos.
Apps con publicidad
Muchas veces las apps gratuitas se diferencian de las de pago en que tienen publicidad incluida. Me atrevería a decir que los desarrolladores sacan al final más dinero por los ingresos en publicidad que con la gente que paga unos miserables céntimos por la aplicación premium.
La publicidad no sólo molesta, que a veces lo hace mucho, ocupando incluso toda la pantalla del teléfono con sólo una X enana en una esquina que es casi imposible de clicar, si no que además provoca un consumo de datos mayor que si no la tuviésemos y ralentiza un poco más el teléfono.
Antes de descargar aplicaciones para Android es bueno revisarlas, ver comentarios, análisis que pueda haber por internet, ya que si de verdad vas a necesitar esa aplicación igual lo mejor es que vayas directamente a la de pago y te quites problemas.
Adquisición de datos
Tras descargar aplicaciones para Android y comenzar la instalación siempre sale un cartelito solicitando permisos de acceso a varios puntos del móvil. ¿Por qué un juego de fútbol quiere acceso a mis fotos y mis llamadas? Pues no es que las vaya a usar en el juego precisamente, simplemente lo hace para recopilar datos a cerca de tus usos y costumbres que posteriormente son vendidos para generar eso tan novedoso que ahora llaman «big data», y si somos de buen pensar supondremos que son datos anónimos.
¿Cómo puedo luchar contra esto? Pues es muy sencillo, si te vas a descargar una aplicación y no te gustan los permisos que te está solicitando, no la instales. ¿Y si te gusta mucho? Bueno, tu elección es.
El futuro de las APPs
Los últimos años han sido un boom y para cualquier cosa se podía descargar aplicaciones para Android, pero esta burbuja ya se está desinflando y la gente se ha cansado de instalar e instalar hasta saturar el móvil. ¿Entonces cuál es la alternativa?
Una alternativa es nada. ¿Qué nivel de utilidad e incluso de entretenimiento tienen muchas aplicaciones para el móvil? Pues la mayoría cero pelotero. Cualquiera puede hacer la prueba de volver su teléfono a modo de fábrica y ponerse a descargar aplicaciones para Android sólo conforme las va necesitando, veremos que seguramente no llegará ni a diez.
Otra alternativa son las aplicaciones web. ¿Para qué me voy a descargar aplicaciones para Android que son pesadas, lentas y me saturan el teléfono pudiendo hacer lo mismo desde una página? Salvo para utilidades muy concretas, como los juegos que necesitan aprovecharse más de las capacidades del teléfono, gran parte de las tareas que se hacen en APPs se pueden hacer perfectamente en una aplicación web, y si llega un momento en el que no la necesitas con no entrar ya basta.
Sea como sea la evolución de las aplicaciones para Android algo está claro, difícilmente volverá la locura de descargas de los últimos años.