Después de haber tratado en el anterior artículo la historia de la fotografía en Internet ahora vamos a meternos en otra emocionante aventura, el vídeo en Internet. Ahora con toda la explosión de youtubers, snapchats y temas por el estilo el vídeo en Internet está en su máximo apogeo y vamos a dar un repaso de cómo ha ido evolucionando y cómo ha afectado al diseño web.
La evolución del vídeo en Internet
Dentro del contenido multimedia, se puede decir que la historia del vídeo en internet ha sido un poco rara, ya que ha dado bastantes bandazos y ha acabado siendo algo muy importante. Ha habido guerras de formatos, de reproductores, de plataformas y aún no sabemos lo que está por llegar.
Los duros comienzos
En el principio de Internet con el vídeo pasó un poco como con todo, las lentas velocidades hacían que fuese casi inviable el uso de vídeos en el diseño de páginas web, y tampoco había una tecnología preparada para su inclusión. Curiosamente durante los años 90 se popularizaron mucho las tarjetas capturadoras para ordenador, casi todo el mundo tenía una (nada, pero nada que ver con el Canal+ ni con Pedro Picapiedra) y eso hizo que mucha gente se pudiese pasar vídeos fácilmente al ordenador. El problema era que estos vídeos ocupaban muchísimo, hablamos de que un vídeo de una hora con una resolución bastante miserable podía ocupar tranquilamente 700MB. Si descargar una canción de 4MB nos costaba entre cuarto de hora y 20 minutos imaginad un vídeo.
Pronto empezaron a salir nuevos formatos de vídeo que comprimían más, eso sí, todos con su respectivo reproductor. Teníamos RealVideo, QuickTime, ASF, que eran bastante más comprimidos que los antiguos MPEG o AVI, pero aún así la cosa no terminaba de funcionar, ya que para poder ver el vídeo había que descargarlo y después verlo en el ordenador.
La banda ancha es alegría
Con la llegada de la banda ancha la historia del vídeo en Internet cambió bastante, aparecieron nuevos codecs que mejoraban la compresión sin pérdida de calidad, como Xvid o DivX, y con ello surgió algo que al parecer nadie se esperaba: ¡Pirateo de películas! La verdad que habiendo visto lo que había pasado con la música y los mp3 no era de extrañar. Internet se llenó de eMules, bitTorrents y muchas cosas por el estilo, pero desde nuestro punto de vista este no fue el cambio más importante.
En los primeros 2000 se empieza a implantar lo que durante mucho tiempo fue la referencia del multimedia en Internet y la entrada por la puerta grande del vídeo, Flash. Surgieron muchísimas series de animación (aceptémoslas como vídeo) basadas en este formato y además facilitó el poder colocar un reproductor sencillamente en una web, pudiendo utilizar su propio formato FLV (muy comprimido) y por primera vez integrarlos en el diseño de una página web.
Y ya la culminación llegó cuando en 2005 apareció Youtube. Una web a la que podías subir tus propios vídeos sin tener que preocuparte de que tu proveedor sólo te diese 100MB de espacio web cuando tenías 2GB de vídeos haciendo el monguer. Además te daban un cómodo código para embeber el vídeo en tu página sin esfuerzo.
Nuevas palabras llegan a nuestras vidas
Llega el año 2006 y un nuevo fenómeno llega a nuestras vidas. De repente un vídeo de unos jóvenes cantando a la castidad lo peta por toda la Internet y ya nada volverá a ser como antes. El fenómeno tras el cual había un nuevo tipo de publicidad nos trajo una nueva palabra (de la que los medios de comunicación generalistas abusan demasiado) que es «viral». De repente una persona puede subir un vídeo a Youtube y propagarse como la gripe. Si hace gracia puede acabar teniendo millones de visitas, imitadores, y que dos meses después de que pase de moda lo saquen en los programas de televisión de las mañanas.
A la gran difusión de los vídeos también ayuda la expansión del Messenger, con el que corrían las novedades que volaban, y el surgimiento poco a poco de las redes sociales tal y poco las conocemos ahora.
Y de repente, todo el mundo graba
Otra revolución tecnológica que provocó un gran salto fue la inclusión de vídeo en multitud de aparatos. De repente de sólo poder hacer vídeo con una cámara dedicada a tal objeto y tener que pasarlo al ordenador con una tarjeta capturadora, ahora se podía hacer con la cámara de fotos, con el ordenador (webcam mediante) y ya lo que lo peta del todo, a los teléfonos móviles. Se puede hablar de una historia del vídeo por Internet antes y después de los móviles con cámara.
Ahora si pasaba cualquier cosa, había alguien grabándolo y subiéndolo a Youtube a los 5 minutos. Cualquier suceso en Kuala Lumpur se veía en todo el mundo al instante. Los contenidos crecen de forma exponencial, lo que a la vez es bueno y malo.
También las redes sociales terminan de eclosionar y hacen que se comparta mucho más vídeo entre personas, incluso se crean cosas extrañas como Chatroulette, en las que haces videoconferencia con gente aleatoria, normalmente un poco mal de la cabeza.
Por fin el vídeo se integra en el diseño web
Al final con las conexiones de alta velocidad y la mejora de los formatos hacen que se pueda poner por fin un vídeo de buena calidad en una página web sin tiempos de carga insoportables. Con el nuevo HTML5 y CSS3 se pueden poner incluso vídeos de fondo, lo que ayuda a crear diseños con una imagen muy potente.
También el poder reproducir vídeos de forma nativa en el explorador, sin que tenga que tener ningún codec instalado el usuario ha quitado muchos dolores de cabeza y ha mejorado la seguridad.
El futuro, muchas k y quizá la muerte de la televisión
En el futuro del vídeo en Internet hay un par de aspectos que parece que están claros, cada vez la resolución va a más y más rápido de lo que ha hecho nunca. No se ha terminado de instaurar el formato 4k y ya se habla de 8k. Con la muerte casi definitiva del vídeo en 3D ahora parece que hay un pequeño intento de meter la realidad virtual, pero es algo que a corto plazo parece que no va a tener frutos.
Lo que sí que ha tenido un gran éxito son las plataformas online de vídeo. Netflix, Prime, HBO, se están cargando a la televisión tal y como la conocemos. Han hecho el equivalente a lo que Steam en los videojuegos, ofrecer el contenido que de normal la gente iba a piratear a un precio tan atractivo que hace que no merezca la pena el esfuerzo. Esto unido a que las televisiones modernas vienen con internet de serie y el no querer ver anuncios hace que los canales normales estén bajando su audiencia paulatinamente.